martes, 14 de enero de 2014

EL CARRO DE LA LEJÍA, 14 de enero 2014
Gamonal, Burgos

Un “gamonal” es un terreno poblado de gamones, plantas liliáceas, con hojas en forma de espadas que se utilizaba antiguamente para curaciones de la piel. Antes se llamaba Gamonal de Río Pico, por un cauce estrecho surcando el lugar y que de niños nos gustaba vadear en invierno, cerca de la iglesia, que iba a parar al río Vena, o tal vez al Arlanzón, el padre de los ríos de Burgos. Hace sesenta años era un lugar despoblado, en el que crecían con abundancia y libertad las plantas que daban origen al nombre, al que acudían los soldados del cuartel de caballería de Burgos para hacer ejercicios de instrucción militar montados en los pencos, desplazados desde el cuartel de caballería, ubicado donde hoy se sitúa el Museo de la Evolución Humana. Junto a Gamonal, salida natural hacia Vitoria, estaba el Capiscol (capiscol= sochantre que dirige el coro popular; también gallo. Nunca supe el significado idóneo), atravesado por la carretera de Logroño, que visitaba a unos kilómetros, con proximidad e ignorancia en aquella época, las célebres cuevas de Atapuerca, en un campo de tiro militar no visitable. Entre ambos espacios nos bautizábamos los burgaleses en el fútbol aguerrido y bravío de aquel tiempo, en campos natural y profundamente embarrados. Había un polvorín entre ambos espacios, al que nos hacían mirar con cierta reserva y miedo. En el Capiscol, sede la primitiva fábrica de Campofrío, viejo emblema de Burgos, se levantó luego un silo para almacenar grano, una remolachera, más tarde una fábrica de cervezas; era el lado del pan y la guerra. Gamonal era el lugar de tránsito, con pocas y humildes casas alineadas en el borde de la carretera; la iglesia, dedicada a la devoción de Santa María la Real y Antigua, era lo más notable de aquel paisaje. De antiguo municipio de Burgos pasó en 1955 a ser uno de sus barrios, ennoblecido por el paso de la carretera N-I, el aeródromo militar de Villafría –allí estudió el monarca Juan Carlos la instrucción aérea en las milicias universitarias (¡ja!)- y más tarde espacio de desarrollo de su polo industrial. Las casas antiguas desaparecieron para dar paso a una continuada serie de altos edificios impersonales que albergaban a los muchos nuevos pobladores, procedentes del campo burgalés -que se iba despoblando de manera precipitada- y de otras zonas de emigración española,.
De ser sede de la región militar de Castilla, Cantabria y el País Vasco, y archidiócesis de la Iglesia, pasó Burgos a ser una ciudad prácticamente dividida en dos: la clásica, del centro y sus viejos barrios, y la “otra” ciudad del masivo asentamiento de Gamonal y Capiscol. El poder económico derivó a las cajas de ahorros y a los constructores, venidos algunos de otras ciudades. Y Gamonal a ser una ciudad satélite con más problemas laborales que la asentada, tradicional y conservadora ciudad de Burgos, que cambió sus cuarteles por pisos de alto nivel y su seminario diocesano por un hotel también de lujo. De los constructores no se puede olvidar a Méndez Pozo, zamorano emigrado, encarcelado en los años 90 por una caso de corrupción, liberado a los pocos meses, director de El Diario de Burgos, -órgano de prensa perteneciente antaño a la familia de María Teresa León, compañera de Rafael Alberti- presidente de la Cámara de Comercio burgalesa, dueño de las más importantes constructores de la ciudad, entre ellas MBG, encargada de la remodelación de la calle Vitoria, aunque la ejecución la realicen otras constructoras que podríamos llamar subsidiarias. Méndez Pozo es buen amigo de José María Aznar y su nombre ha sonado siempre en la nómina de “Gürtel”.
El alcalde de Burgos no se ha dignado visitar ni recibir a los burgaleses de Gamonal, el barrio principal de la ciudad, marcando la diferencia entre las dos “ciudades”. Justamente Burgos ciudad la fundó Diego Porcelos en 884 por la unión de diferentes “burgos” o barrios. Con este espíritu parece no comulgar el actual alcalde, que no considera el barrio, con muchos problemas socioeconómicos, sino como una excusa para hacer hucha en la maltrecha economía municipal. Mientras los ciudadanos aguantan en la lucha, amparados e invocando la figura de su más notable héroe, el Cid Campeador, algunas corrientes de opinión e información atribuyen la lucha ciudadana a grupos de provocadores ajenos aunque todos los detenidos tengan el dni burgalés. Todos los aspectos de la formación y desarrollo de Gamonal avisan que lo que allí ocurre no es casual ni gratuito; y que tendrá una solución histórica. Como al Cid, al fin se les reconocerán la razón, la justicia y la verdad de su lucha, que me parece sin duda noble, ejemplar y valiente en este maltrecho campo de iniquidad social que padecemos.

                                                                                    PABLO DEL BARCO

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