el yo
se aligera
a cada paso
embutido
en las mismas
del día,
en las ventanas
del no sé,
en la bruma
que dejan
los sueños,
las palabras quemadas
dentro de la boca,
las miradas
que tropiezan
en las legañas
de los horizontes
imposibles,
en los bolsillos
con la arena apelmazada
del pasado;
quien pasa
y no te mira
atesora la llave
de tu tiempo.
25.05.2016
borrador
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