EL CARRO DE LA LEJIA, 28 de diciembre 2014,
(día de los
Santos Inocentes)
Feliz Nabidad.
Nabidad, de nabo, que con él delante, colgado de una caña, nos llevan, como a pobres burros, en la noria que creen inagotable, con
las orejeras puestas para no ver otros caminos ni horizontes, tirando del carro
dorado en el que asientan sus satisfechas posaderas los dueños del cotarro,
risueños y felices, diciendo sus
frases favoritas sobre la pujanza de la
economía española. El Gran PPadre Mariano lleva la mano dentro del traje,
como si nuevo napoleón fuera,
recibiendo los aplausos de sus corifeos, con el portavoz Hernando que mueve la
cabeza de arriba a abajo servilmente
como perro de banqueta trasera de coche. El Gran PPadre esá satisfecho
porque cree haber engañado de
nuevo al pueblo tras el nabo de papel maché y color festivo. La devota almonteña ministra
Báñez sonríe satisfecha pensando la fórmula para incluir al acémila en la lista de nuevos trabajadores y engordar el
resultado a su favor. El rey joven, tan sosito él, saca pecho después de haber pronunciado un discurso anodino, aunque
vitoreado, más propio de un predicador a
sueldo. Los ppoderosos de la pppatria se sienten magnánimos tras haber aumentado el salario mínimo tres euros y dos la colación a los pensionistas, sin dase cuenta de lo ridículo del
hecho y de la cantidad, que ellos no lo distinguen porque han podido pronunciar
la palabra “aumento” y “beneficio para los españoles”,
ignorando, por supuesto lo que cuesta un rollo
papel higiénico. Se
jactan de lo bien que marcha el país al
tiempo que arbitran un subsidio para españoles pobres que no tienen para cubrir sus necesidades mínimas.
Al rey joven le asedia Esperanza
Aguirre, que se muere por estar ceca del poder, y más ahora que estos divertidos muchachos ppoderosos se
celebran y reparten dádivas a
troches y moche y a la chita callando, temiendo el fin de sus desafueros. A la
comandante Aguirre el ministro Wer-tigo, que aún existe, le ha concedido la medalla de Isabel la Católica; se supone que por sus méritos deportivos en rallyes
automovilísticos urbanos, o por estar al lado de figuras
notables de la corrupción española, a las que asegura no conocer, que no aparecen en el
dietario ni en el discurso de Ppappá ppresidente
ni del joven rey, que tiene un ejemplo bien cerca, y que nos quieren hacer
pensar que aún son intocables y nosotros
pobres pecadores. El ministro de Interior, sentado sobre las espaldas de cuatro
norteafricanos clase patera, lleva la
casulla de los días
festivos puesta para conjurar a Aláy sus
malignos. La Mato va también en el
carro, seguro que para huir de la promesa de facilitar el medicamento a los
enfermos de hepatitis C, que mueren como chinches, en lo que me parece un
crimen de Estado sin paliativos; con lo que se supone que algunos trincaron y
se gastaron en alcohol del bueno, habría medicina para todos.
Lo
de las dos Españas que decía Antonio Machado sigue en vigor, con
la diferencia de que estos cachorros del rey Midas quieren las dos para ellos:
una para disfrutarla en exclusiva, la otra para que les llene el pandero, la
pandorga o las cuentas corrientes allende nuestras fronteras. Ya se sabe: aquí nadie devuelve lo robado; algunas
economías van viento en popa.
PABLO
DEL BARCO
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